jueves, octubre 25, 2007

Windows Live Spaces

Hace poco me reencontré con un mujer que dejé de ver hace muchos años. Si se perdieron ese poste (no sé si ésta es la palabra correcta, poste, ¿posteo?) pueden leerlo aquí. Stella Maris es una de las Cholulas que menciono, quien me autorizó debidamente a publicar su nombre pero no así su fotografía ni su número de teléfono.
Soy un romántico empedernido así que el encuentro dio lugar a una correspondencia copiosa que algún día publicaremos en forma de novela epistolar… como para resucitar un género olvidado.
No soy un Blogeador compulsivo. Mis postes (no sé si ésta es la palabra correcta, postes) son más bien ralos y desparejos. La idea era tener un lugar fijo para que los pocos lectores de Tiempo Acrílico pudieran llegar a descargar los archivos, pero luego de unos meses me di cuenta de que necesitaba generar tráfico. Tampoco sé si ésta es la palabra correcta… pero en fin. Vivimos rodeados de tecnologías que cambian veinte veces por segundo y los neologismos tardan en ponerse al día. Ni hablar de los diccionarios que están hechos de papel y convenciones.
Cuando empecé este blog, andaba buscando una forma simple de publicar en red. Algo censillo que me permitiera manejar cantidades masivas de texto y que ordenara de forma cronológica y… ¿buscable? Otro neologismo que alguien me corregirá en el camino.
Blogger me pareció la solución que más se ajustaba a mis necesidades.
Al poco tiempo Google se unió (o fagocitó) a Blogger y a Writtely… algo que a mi entender fue como una unión fraguada por los dioses. Writtely evolucionó en Google Documents y Blogger… bueno, ¿qué puedo decir de Blogger? Es más bueno que el dulce de leche, las tortas fritas y el mate cocido; todo junto.
Otro de los sospechosos de siempre es Gmail. Que de más está decir es el único correo que conservo. Comenzó con 2 GB de espacio y en la actualidad ha llegado cerca de los 5 GB… por supuesto, Yahoo y Hotmail tuvieron que apurar el paso y adaptarse a los tiempos modernos. En la actualidad ofrecen servicios similares pero el innovador siempre fue Google.
¿A qué viene todo esto y por qué empecé hablando de Stella Maris?
A la hora de ponerle categoría a éste poste no sabía si meterlo en Cosas de la vida o en Tecnología… pero ahora veo que todo se relaciona. La tecnología se involucra en nuestras vidas y poco a poco dejamos de prestarle atención.
Hace muchos años, cuando todavía me conectaba al interné a través de la línea telefónica, abrí una cuenta en Hotmail. ¿Quién no tiene una cuenta de Hotmail?
250 MB for free!
¡Qué tiempos aquellos! No se conocía ni coca ni morfina.
Los muchachos de antes no usaban banda ancha.
Y lo celulares parecían ladrillos.
¡Qué época, che!
Siempre mantuve la cuenta de Hotmail, pero por razones obvias, Gmail pasó a ser mi correo principal. Hotmail se convirtió en esa cuenta que uno pone en todas partes cosa de que ataje el spam y algunas otras malarias de Internet. Esa dirección también me sirve para usar el Mensajero y ahora, recién me entero, para usar Windows Live Spaces.
De esto me enteré gracias a un correo de Stella, donde me invita a visitar su página en Windows Live. Completo con Blog, video, fotos… y etcétera. Debo confesar que mis primeras impresiones fueron gratas. A lo mejor porque por fin pude ver unas fotos que me debían desde hacía años, pero en fin.
Como todo renegado que se precie, siempre he desconfiado de Microsoft. Mi sistema operativo es Mac OS X y el único producto de Redmond del que no puedo prescindir es Word. La versión para Mac es mucho mejor que la versión para Windows pero esa es otra historia.
Resumiendo, Live Spaces promete, pero deja bastante que desear.
Puse un par de postes, pero más que nada para que apunten en ésta dirección. Live Spaces tiene comerciales por todas partes y de la clase que no se puede quedar quieta y al final molesta. Blogger solo tiene los espacios que yo he decidido ceder para publicidad y en contraste, son anuncios de texto; nada de animaciones ni cosas raras. Live Spaces trata de meter todo en la misma bolsa pero por partes se hace arduo navegar entre tanto menú y sub-menú.
A lo mejor soy yo, pero en ningún lugar encontré la opción para editar un poste que ya ha sido publicado, algo que en Blogger (yo, editor empedernido bordeando en lo compulsivo) hago todo el tiempo.
Gmail ordena email, documentos en red, fotos y blogs en un solo lugar.
Easy as pie.
Live Spaces es un lugar más que nada social… al estilo de My Space. Tiene muchas más opciones en lo que se refiere a acomodar el aspecto de la página, pero también puede dar lugar a que los usuarios abusen y pintarrajeen.
Un punto interesante de Live Spaces es Sky Drive, un espacio virtual de 1 GB para colgar archivos que pueden ser públicos, privados o solo compartido con amigos. Por el momento no pienso poner información crítica ahí, pero tal vez sea un buen lugar para ir dejando los archivos en PDF de Tiempo Acrílico.
¿El veredicto? Live Spaces fue una sorpresa grata. A lo mejor porque por fin tuve la oportunidad de conocer a los chicos de Stella. Hay un poste de una de sus niñas que casi me ha hecho llorar de la risa.
Será porque una vez, a mi también se me cayó el pan en la sopa.

domingo, octubre 07, 2007

El final de una era.

Hace poco, por una serie de coincidencias cósmicas que me tomaría mucho rato explicar, pasé a ser el dueño de una Power Mac G5 de doble procesador.
Siempre he sido un fanático del software, pero el hardware… el hardware me inspira casi más que Anouk Aimée o Penélope Cruz. Sobre todo cuando éste empieza a mostrar indicios de obsolescencia. La G5 fue descontinuada en Agosto del 2006, o sea que es una computadora que ya no se fabrica… lo que es casi un eufemismo por pieza de museo o pedazo de historia.
Sea lo que sea, es el computador más rápido que ha pasado por las manos de éste triste mortal.
Cualquiera sea la instrucción que estoy pensando, los procesadores ya la han ejecutado. Sin parpadeos, sin retrasos, sin interrupciones. No importa cuantas aplicaciones estén abiertas. No importa qué tipo de maniobras esté practicando. La torre no se inmuta. Solo de cuando en cuando hay una leve variación en la velocidad de los ventiladores. Como si una cosa viva estuviera respirando bajo el escritorio. La torre posee cinco zonas térmicas que funcionan independientemente. Bajo los procesadores hay un sistema de enfriamiento líquido que impide que los dos PowerPC 970FX se conviertan en carbón cuando abuso de Photoshop o Illustrator.
En el verano del 2003, cuando las primeras G5 salieron al mercado, los técnicos de la Universidad Politécnica de Virginia compraron 1100 computadoras Apple G5, las conectaron en línea y construyeron un súper computador que alcanzó el tercer lugar a nivel mundial. El SystemX, lo llamaron, porque el objetivo era alcanzar los 10 teraflops, o sea 10 trillones de operaciones por segundo. Con un costo de 5.2 millones de dólares el sistema fue una baratija, comparado con el Simulador Terrestre de Japón, que en aquel momento era el súper computador más rápido del mundo, cuyo costo se estimaba alrededor de los 400 millones de dólares.
En teoría, el SystemX podía alcanzar una velocidad de 17 teraflops. La velocidad comprobada de 10.28 teraflops fue algo extraordinario, puesto que fue construido en un poco más de dos meses con computadoras que se podía comprar en el CompUSA de la esquina.
Este tipo de poderío tecnológico no pertenecía a simples mortales, finalmente la ciencia ficción alcanzaba a la realidad. Al año siguiente el súper computador del Virginia Tech cambió la arquitectura al Xserve G5 y las 1100 computadoras originales fueron vendidas en Internet. Me pregunto cuántos de los que compraron estos sistemas saben realmente el pedazo de historia que usan a diario.
En la actualidad el SystemX está catalogado número 48 en la lista de los 500 súper computadores más rápidos del mundo. Opera a una velocidad de 12.25 teraflops alcanzando picos de hasta 20.24 y todavía es el sistemas más poderosos instalado en una universidad.
La G5 que reside bajo mi escritorio pertenece a otra generación. Apareció en el mercado el verano siguiente, en el 2004 y dos años más tarde fue descontinuada para dar paso a la línea de las Mac Pro. Procesador Intel.
Ese fue el final de una era. La era del procesador PowerPC. Una era que pienso estirar por varios años rindiendole tributo a éste Power Mac G5 de doble procesador.

domingo, mayo 13, 2007

¿Cómo traspasé las barreras de GoDaddy?

No soy un hacker. Aunque mis conocimientos de sistemas operativos y otras yerbas técnicas son un poco más profundos que los de un simple mortal, nadie puede acusarme de espionaje cibernético. Sin embargo este caso me parece que es sumamente interesante para cualquier administrador de páginas Web. Mi caso fue casualidad y estoy seguro que las autoridades de GoDaddy ya hicieron todo lo posible para prevenir otro desliz por el estilo.
¿Cómo comenzó el desliz?
Trabajo para una compañía que, para evitar ramificaciones legales, llamaré Metales Metálicos Inc. Desde hace tiempo, esta compañía contaba con los servicios de… (otro nombre inventado) Exponential Warfare Corp. quienes montaron la página en red y procesaron el dominio de Metales Metálicos.
Ahora bien, llegó el momento triste para Exponential Warfare en que el contrato expiró. Las opciones eran renovar o buscar otra compañía que se hiciera cargo de nuestras modestas necesidades cibernéticas: una página Web y unas cuantas direcciones de correo electrónico.
GoDaddy ofrece todo eso por una módica suma. Entre otras cosas, cinco GB para montar un sitio Web y 500 direcciones de correo electrónico. Más que suficiente. Los de Exponential Warfare no eran malos, pero dejaban bastante que desear. Por ejemplo: nunca nadie atendía el teléfono. La asistencia técnica era por correo electrónico, lo que siempre lentificaba los trámites más sencillos. Sin mencionar las respuestas que nos daban… Una vez, cuando me quejé de que un archivo adjunto de cinco mega bites no entraba en la cuenta de email de nuestro vendedor, la pregunta del técnico fue: ¿Y ese archivo, lo están mandando con Outlook o con qué programa lo están mandando? Mi respuesta (un poco más diplomática, claro) fue que me importaba un rábano qué programa estuvieran usando para mandarlo, puesto que yo no tenía control sobre ese punto. Aparte de que el susodicho archivo había llegado sin problema a mi dirección gratuita de Google.
Digamos que la suerte de Exponential Warfare estaba decidida. Mi jefe tiene la tendencia a estar de acuerdo con migo en cuestiones tecnológicas, así que sin pensarlo me entregó la American Express Negra de Metales Metálicos y me dijo que no quería oír más de Warfare.
Mudanza cibernética
La asistencia técnica de GoDaddy es eficaz. En menos de dos minutos pude hablar con uno de los representantes de venta quien me explicó todo en términos entendibles. Opté por el plan económico de dos años y aquí comenzó la historia que creo es digna de ser narrada. Le expliqué al representante, a quién llamaré Herbert McPollo para no comprometerlo, que ya habíamos adquirido el dominio a través de GoDaddy pero que yo no sabía ni el nombre de usuario ni la clave de la cuenta.
“No es problema,” dijo Herbert McPollo, tecleando frenético en su terminal. “¿Puede confirmar los cuatro últimos números de su tarjeta de crédito?
Por supuesto que podía confirmarlos. Los numeritos brillaban como un espejismo dorado en el plástico negro de la tarjeta. Le leí los números y en seguida me dijo cuál era mi número de cuenta. En unos segundos me iba a mandar un correo electrónico para que yo pudiera cambiar la clave. Algo simple y sencillo. Muy eficiente.
El problema era que la dirección de email que tenían en el archivo era de Exponential Warfare.
“No, no,” dije alarmado. “Esa es la compañía que estamos… abandonando. ¿Me lo puede mandar a mi dirección?”
“No es problema,” dijo Herbert McPollo, una vez más. “¿Podría confirmar los últimos seis números de su tarjeta de crédito?”
Obviamente que podía. Seis números, cuatro números. No había diferencia. Así fue que recibí el correo que contenía el enlace, que me mandó a la página Web, que me permitió insertar mi número de cuenta y crear una clave nueva. La clave debe tener una longitud mínima de seis caracteres de los cuales uno ellos debe ser un número y otro una mayúscula. También deber ser algo fácil de recordar. Ergo: BigBoy69.
“Eso es todo,” dijo Herbert McPollo. “Asegúrese de tener los archivos de su página Web antes de que los quiten del servidor de la otra compañía. Una vez que ellos liberen su dominio, podrá crear las direcciones de correo electrónico en GoDaddy.”
Muy eficiente. Simple y sencillo.
El principio del fin.
Sin embargo había algo que no me convencía. Ingresé al sistema y cambié la información del encargado de asistencia técnica y como contacto principal me puse a mí mismo, por supuesto. Le devolví la tarjeta negra a mi jefe y traté de no pensar más en el asunto. La parte más dificultosa ya había pasado y no había sido tan dificultosa. Pero aún quedaba la cuestión de las direcciones de correo electrónico… la fecha límite era Enero 31, al día siguiente, luego de lo cual unas veinte personas en Metales Metálicos podían quedar sin correo electrónico. ¡Dios Bendito! ¿Qué sería de nosotros sin email?
Cuando llegué a la casa traté de adelantar los trámites. Contrariamente a lo que piensa mi mujer, uno puede lograr muchas cosas sentado frente a la pantalla de un computador sin mover el trasero de la silla. Solo tecleando. Ingresando bits de información en un teclado que traduce a lenguaje de máquina. Sistema binario. Un chorro continuo de ceros y unos. Conectados a través de la red con otros ordenadores en cuartos climatizados que no conocen la luz del día. Día y noche manipulando información de millones y millones de usuarios. Números de cuenta y claves de acceso.
BigBoy69
. Acceso concedido. Muy eficiente.
Ingresé al sistema de GoDaddy y comencé a dar vueltas. Todos los sistemas se parecen entre sí. Hay capas de información que a su vez conducen a capas de información. Hosting. Dominios. Email… Entonces descubrí algo extraño. En la sección de dominios habían más de ciento setenta dominios registrados. ¿Cómo era posible? Metales Metálicos solo tenía un dominio y no pretendía extenderse en el mundo de la Web.
Entonces vino el descubrimiento más grave. Había ingresado y me había convertido en el administrador de Incremental Warfare.
El último día con Warfare Corp…
No soy un hacker. Mis conocimientos de Sistemas Operativos y otras yerbas están apenas por encima de los de un simple mortal. Sin embargo, en menos de dos horas había quebrantado las barreras de seguridad de dos compañías de considerable tamaño. Una de las cuales tenía la palabra Warfare en el medio de su membretado y tarjetas de presentación.
¿Cómo fue posible? La respuesta la tenía la American Express Negra de Metales Metálicos. Alguno de los técnicos de Incremental Warfare la había usado y la información había quedado en el archivo de GoDaddy. Cuando me pidieron los últimos seis números para verificar mi identidad, la información concordaba. Eso fue todo lo que hizo falta.
Ahora bien, la situación era peliaguda. A mi jefe no le interesan los pormenores técnicos ni legales. Solo quiere que su email funcione y eso es parte de mi trabajo. A las siete de la mañana contacté a Herbert McPollo y le expliqué la situación. Al final de la línea hubieron un par de silencios más largos de lo normal. Herbert McPollo se daba cuenta de las ramificaciones del asunto. BigBoy69. Warfare.
“Cualquier Webmaster estará muy interesado en estos detalles,” dijo con voz sombría. Y en seguida me explicó el plan de acción. Abrir otra cuenta a la brevedad y transferir el dominio y el hosting.
A las nueve de la mañana, después de dos días de dejar mensajes y esperar en vano por una contestación, recibí una llamada de Incremental Warfare. No me sorprendió descubrir que no era el técnico que habitualmente se comunica conmigo.
“¿Larry?” pregunté al levantar el teléfono.
“No, este es Herbert Warfare,” dijo una voz ronca.
Es natural, pensé. Alguien lo había sacado de la cama a una hora insólita. ¿Siete y media? ¿Ocho de la mañana? Algún técnico al borde de un ataque de nervios usó el teléfono rojo con la etiqueta “usar solo en caso de emergencia nuclear.” El jefe de jefes se había dignado a responder mi llamada. BigBoy69 era el responsable.
“Alguien ha ingresado en nuestro sistema y ha cambiado la información del contacto,” dijo Mister Warfare. “Le llamo para ver si usted tiene información al respecto.”
Epílogo.
Mister Warfare, a pesar del apellido belicoso y la voz de cocodrilo, resultó ser más razonable de lo que yo esperaba. Se mostró muy interesado en los detalles técnicos y se lamentó de que hubiéramos decidido abandonar su compañía. Me dijo que a las cuatro de la tarde liberaría el servidor de nuestro dominio y yo podría transferir las direcciones de correo.
“Aunque el dominio ya lo ha transferido,” dijo con tono de reproche.
“Sí,” dije sonriente. “Les ahorré el trámite.”
“Efectivamente…” dijo Mister Warfare sin convicción. “Efectivamente.”

domingo, marzo 25, 2007

Nueva Edición de Tiempo Acrílico

Luego de algunos contratiempos, apareció la edición numero siete de Tiempo Acrílico. Si no tienen la suerte de recibirla por correo electrónico, pueden descargarla directamente del servidor de Box.net

Estimados lectores:

Tiempo Acrílico vuelve a circular pero ésta vez con más noticias de interés… y en un intento desesperado por convertirnos en una publicación seria, hemos eliminado las historias sangrientas que desbordan sexo, pasión y alevosía. Como resultado nuestras páginas son bastánte más aburridas, pero por lo menos conseguimos que dos Iglesias locales piensen en anunciarse con nosotros.
Al contrario de todo el mundo, y para llevarle la contra a nuestros competidores, a partir de ahora Tiempo Acrílico saldrá con menos páginas, menos noticias, menos anuncios… pero sobre todo menosprecio. Menosprecio por la injusticia, por la mentira, por la falta de solidaridad social, por el abuso del poder, por la demagogia y la escasez de principios… en resumidas cuentas: menosprecio por el presidente Bush y sus secuaces.
A causa de algunas muertes, arrestos o deportaciones, hemos tenido que renovar nuestro personal. Contamos con un nuevo asesor técnico, el señor Joaquín Grau, quién también se ha hecho cargo de las ilustraciones y las traducciones.
Entre las buenas noticias debo mencionar que nuestro editor estrella Patricio Puebla, regresó de su pequeño hiato productivo (y su estadía en la cárcel) con las pilas recargadas y está dispuesto a meterse en más problemas que antes.
Por el momento, y acatando los consejos de sus abogados, no va a escribir una letra y se va a limitar a una tarea más que nada administrativa. Como siempre, tratará de mantenerse alejado de Lupe Maldonado, quien lo sigue odiando de manera obstinada y compulsiva; pero quién probablemente en el fondo todavía lo ama.
El odio de doña Lupe y la indiferencia de don Puebla parecen predestinados a un eterno ciclo sadomasoquista.
La licenciada Telma Trujillo, continúa como siempre con su página de sexualidad, pero hemos tratado de encausar su selección de cartas a temas más asequibles al común de la gente y que principalmente no ofendan a nadie. Por eso trataremos de evitar las palabras: "vagina, vulva, seno, oral, anal, clítoris, erección, pene, penetración, eyaculación y chochito." A no ser que el uso de éstos términos sea absolutamente necesario en la descripción de un caso clínico.
Por razones económicas y también un poco por las quejas de ciertos grupos conservadores, nuestro sitio web ha sido removido de circulación pero por suerte todavía circula este Blog…
Como siempre, agradezco a nuestros lectores fieles que siguen la edición paso a paso, y si tienen algún comentario pueden remitirlo a la nueva dirección: info(arroba)tiempoacrilico.com

Si prefieren usar papel y pluma como se hacía antaño, pueden pegar una nota en la tapa de una Mac Book Pro con no menos de 2 GB de memoria y mandarla a nuestra dirección:
134 Grand Blvd. Brentwood, NY 11717.

Muchas gracias.
Guillermo Gallego.

martes, febrero 20, 2007

Sorpresas de Internet

El domingo recibí un correo electrónico un tanto extraño.
El mensaje era ceñido pero lleno de significado:
Hola Guillermo, somos Cholula 1* y Cholula 2* desde Mendoza, Argentina. Queremos saber si sos vos, el "mismísimo." Si sos, vas a entender el mensaje... en ese caso, que bueno haberte encontrado.
De no ser así, saludos.

Fue como encontrar un mensaje en una playa desierta.
En seguida improvisé una respuesta. Como quien lanza una botella al mar.
Sin muchas vueltas relaté un par de episodios que recordaba de las dos Cholulas, temeroso de que mi carta fuera demasiado larga comparada a la que la había incitado.
A la mañana siguiente encontré la contestación de Cholula Número Uno.
Siete páginas y media tenía la contestación.
Fue la sorpresa del milenio. La leí como diez veces y aún así no podía creerlo.
Cholula es... ¿cómo explicar a Cholula?
Cholula es una mujer muy bella con la que tuve un engayolamiento feroz hace algunos años. Luego perdimos contacto... yo me vine a Nueva York. Ella se quedó en Mendoza. El mundo siguió con su manía de solsticios y equinoccios... disculparán la frase melodramática, es que la historia se parece al melodrama y no hay otra forma de contarla.
Durante mucho tiempo nos olvidamos. O nos recordamos cada tanto, de una forma póstuma... pero esa no es la palabra.
Leer la carta de Cholula fue como entrar en una máquina del tiempo y retroceder veinte años. El recuerdo es una materia viscosa, hay cosas que hemos olvidado por años pero basta que alguien las mencione para que afloren con una intensidad nueva.
La carta de Cholula, y la mía sin darme cuenta, estaban llenas de éstos momentos que rebotaban entre sí y generaban nuevos recuerdos.
Una cosa que yo había olvidado por completo, es que en algún momento le presté a Cholula un libro de Cortázar, "Las armas secretas." En la carta me decía que todavía tenía mi libro... y un tiralíneas que no me imagino para qué puedo habérselo prestado. Parece que para mí, en aquella época era perfectamente normal tener o prestar un tiralíneas.

Cuando yo era niño, veía una serie de televisión que se llamaba "Cosmos 1999." Una explosión nuclear había desviado la órbita de la luna y los habitantes de la base lunar trataban de sobrevivir. En aquel entonces, 1999 parecía un futuro inalcanzable. Pero como todas las fechas de ciencia ficción, cuando llegan no se parecen en nada a los originales.
Ahora, 1999 parece un pasado sumamente remoto.
Yo recuerdo el año porque fue cuando me conecté a Internet. Escuchar el chisporroteo electrónico del módem por primera vez es una experiencia extraña. Es como que por un segundo el computador ha adquirido voluntad propia y busca conectarse con sus pares. Y en cierto sentido es así.
Una de mis primeras sorpresas fue que cinco minutos luego de haberme conectado ya estaba leyendo la edición digital del Diario Los Andes, de Mendoza.
Desde aquél primer encuentro me di cuenta de que ese invento
del Internet tenía futuro.
Ocho años más tarde descubro que tanta tecnología nunca me había parecido tan mágica, hasta que recibí el correo de Cholula.

* He cambiado los nombres para proteger a los inocentes, pero a lo mejor más tarde y con la debida autorización de las mencionadas Cholulas, incluyo sus fotografías, sus números de cédula y lo que es más importante, los números de teléfono.

domingo, febrero 18, 2007

Windows Vista vs. Mac OS X

Windows Vista, el nuevo sistema operativo de Microsoft, enfrentaba dos problemas serios con su debut.
Primero tenía que ser una versión lo suficientemente revolucionaria como para justificar los retrasos de casi seis años. Segundo, tenía que hacerle frente a su principal competidor en el mercado: Mac OS X, que según el eslogan de Apple es el
“Sistema Operativo más avanzado del planeta.”
La primera parte del dilema está resuelta. A pesar de todo, Windows se va a vender como siempre se ha vendido. Las fluctuaciones de la bolsa de valores, la guerra de Iraq, el precio del petróleo, las infortunios del .dll desaparecido o la existencia de sistemas operativos más modernos, no van a interferir con su asimilación voraz del mercado.
En cuanto a la segunda parte… digamos que Vista ha tomado prestados varios elementos de Mac OS X y los ha revestido de su ideal corporativo. Como resultado Vista se ve veinte veces mejor que Windows XP, pero sin embargo la
“experiencia del usuario” deja mucho que desear.
Mac OS X es eficiente y silencioso. Se oculta tras bambalinas nos deja trabajar tranquilos. Si conecto un teclado el sistema lo reconoce y lo pone a funcionar. Windows en cambio, tiene que avisar que el teclado ha sido activado y que está funcionando. Lo mismo si conectamos un disco duro externo, con solo ver la imagen montada en el escritorio sabemos que el disco está listo. Solo cuando algo no funciona como es debido aparece un mensaje de OS X.
Windows es… en fin, un sistema hiperactivo que abusa del chocolate y la cafeína. Todo el tiempo tiene que informarnos lo que está haciendo. Y constantemente cuestiona nuestra habilidad frente al teclado. ¿Está seguro que quiere mandar ese archivo al tacho del reciclado? ¿Está seguro de que quiere vaciarlo? ¿Está seguro que quiere conectar a ésta red inalámbrica? Mire que no está asegurada.
¡Coño! ¡Por supuesto que no es segura! ¡Si estoy usando el router del vecino!
En otras palabras, en una Mac se puede trabajar por horas y hasta días sin tener que interactuar directamente el sistema. Con Vista, eh… eh… eh… el sistema operativo demanda atención constante.
Otro problema que tiene Windows Vista es el síndrome de: “¿Y ahora cómo se hace esto?”
A pesar de las repetidas notificaciones de Vista, hay veces que es difícil encontrar información básica. Por ejemplo, en Windows XP hay un panel de control que se llama Add and Remove Programs. No es nada elegante pero es directo. Uno sabe para qué sirve, no hay que andar adivinando. Agrega o remueve programas, punto.
¿La versión de Vista?
Programs and Features.
Er… ¿Cómo dijo? ¿Y eso con qué se come? El nombre realmente no da muchas pistas… aparte de que se trata de programas y… ¿características? ¿Cómo se traduce
features? Sin embargo Add Hardware es el mismo en las dos versiones.
Otro ejemplo: en XP uno ajusta las opciones de pantalla usando el control
Display. Claro y conciso. En Vista esto mismo está enterrado bajo Personalization. Debe ser porque cuando uno quiere cambiar la resolución de la pantalla eso es lo primero que nos viene a la cabeza. Personalizar.
Podría seguir adjuntando ejemplos pero la idea es esa. Al nivel del la interfase del usuario, Vista más a menudo es diferente en vez de ser mejor. Aún así, debo admitir que Vista es una gran mejora con respecto a Windows XP. Aunque esto podría ser un comentario sobre lo lamentable que era XP.
En cuanto a seguridad, uno de los problemas que se han tomado más seriamente en ésta encarnación de Windows… el veredicto está por verse. A primera vista el sistema es más restringido y en algunos casos hasta molesto. Los cambios en
Internet Explorer son los que ponen en evidencia el rumbo de la metamorfosis, pero en muchas ocasiones las restricciones son frustrantes. El bloqueo de pop-ups en el Explorer en algunos casos impide que se abran hasta las ventanas más inofensivas. La solución más evidente pensé que era deshabilitar el sistema de bloqueo de pop-ups, pero ni aún así el Explorer me permitió llenar los formularios.
Luego de un par de encuentros con éste problema volví a usar
Firefox, que sigue siendo uno de los navegadores más sólidos en cualquier plataforma.
Autorizar para instalar. Eso es algo es estándar en Mac OS X y en cada una de las versiones de Linux que circulan el planeta desde tiempos inmemoriales. Uno necesita la clave de administrador para poder hacer cambios al sistema. Esto tiene el doble propósito de hacer más difícil que yo accidentalmente dañe mi sistema e impedir que un tercero introduzca un código malicioso. Para instalar un programa hay que digitar la clave, y si no tenemos la clave ni siquiera el acceso físico al computador es suficiente.
¿En Windows Vista? Aparece una ventana que pregunta: “¿Está seguro de que quiere hacer esto?” Y luego un par de botones,
Aceptar o Cancelar. Esto más que seguridad parece una broma. Cualquiera que se siente frente a mi computador puede efectuar cambios al sistema e instalar programas. Solo basta Aceptar y menos de dos minutos mi suegra podría bajar un programa de Internet e infectar el sistema con un virus pornográfico.
Resumiendo, Vista vs. Mac OS X es como hablar de Revolución vs. Evolución. Es una actualización masiva que debe competir contra casi seis años de progreso de sus competidores, contra una estrategia muy pulida de actualizaciones regulares que han mantenido a OS X a la vanguardia. La estrategia de Apple ha sido la mejor y esto es algo que Microsoft ha admitido a regañadientes.

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