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jueves, octubre 25, 2007

Windows Live Spaces

Hace poco me reencontré con un mujer que dejé de ver hace muchos años. Si se perdieron ese poste (no sé si ésta es la palabra correcta, poste, ¿posteo?) pueden leerlo aquí. Stella Maris es una de las Cholulas que menciono, quien me autorizó debidamente a publicar su nombre pero no así su fotografía ni su número de teléfono.
Soy un romántico empedernido así que el encuentro dio lugar a una correspondencia copiosa que algún día publicaremos en forma de novela epistolar… como para resucitar un género olvidado.
No soy un Blogeador compulsivo. Mis postes (no sé si ésta es la palabra correcta, postes) son más bien ralos y desparejos. La idea era tener un lugar fijo para que los pocos lectores de Tiempo Acrílico pudieran llegar a descargar los archivos, pero luego de unos meses me di cuenta de que necesitaba generar tráfico. Tampoco sé si ésta es la palabra correcta… pero en fin. Vivimos rodeados de tecnologías que cambian veinte veces por segundo y los neologismos tardan en ponerse al día. Ni hablar de los diccionarios que están hechos de papel y convenciones.
Cuando empecé este blog, andaba buscando una forma simple de publicar en red. Algo censillo que me permitiera manejar cantidades masivas de texto y que ordenara de forma cronológica y… ¿buscable? Otro neologismo que alguien me corregirá en el camino.
Blogger me pareció la solución que más se ajustaba a mis necesidades.
Al poco tiempo Google se unió (o fagocitó) a Blogger y a Writtely… algo que a mi entender fue como una unión fraguada por los dioses. Writtely evolucionó en Google Documents y Blogger… bueno, ¿qué puedo decir de Blogger? Es más bueno que el dulce de leche, las tortas fritas y el mate cocido; todo junto.
Otro de los sospechosos de siempre es Gmail. Que de más está decir es el único correo que conservo. Comenzó con 2 GB de espacio y en la actualidad ha llegado cerca de los 5 GB… por supuesto, Yahoo y Hotmail tuvieron que apurar el paso y adaptarse a los tiempos modernos. En la actualidad ofrecen servicios similares pero el innovador siempre fue Google.
¿A qué viene todo esto y por qué empecé hablando de Stella Maris?
A la hora de ponerle categoría a éste poste no sabía si meterlo en Cosas de la vida o en Tecnología… pero ahora veo que todo se relaciona. La tecnología se involucra en nuestras vidas y poco a poco dejamos de prestarle atención.
Hace muchos años, cuando todavía me conectaba al interné a través de la línea telefónica, abrí una cuenta en Hotmail. ¿Quién no tiene una cuenta de Hotmail?
250 MB for free!
¡Qué tiempos aquellos! No se conocía ni coca ni morfina.
Los muchachos de antes no usaban banda ancha.
Y lo celulares parecían ladrillos.
¡Qué época, che!
Siempre mantuve la cuenta de Hotmail, pero por razones obvias, Gmail pasó a ser mi correo principal. Hotmail se convirtió en esa cuenta que uno pone en todas partes cosa de que ataje el spam y algunas otras malarias de Internet. Esa dirección también me sirve para usar el Mensajero y ahora, recién me entero, para usar Windows Live Spaces.
De esto me enteré gracias a un correo de Stella, donde me invita a visitar su página en Windows Live. Completo con Blog, video, fotos… y etcétera. Debo confesar que mis primeras impresiones fueron gratas. A lo mejor porque por fin pude ver unas fotos que me debían desde hacía años, pero en fin.
Como todo renegado que se precie, siempre he desconfiado de Microsoft. Mi sistema operativo es Mac OS X y el único producto de Redmond del que no puedo prescindir es Word. La versión para Mac es mucho mejor que la versión para Windows pero esa es otra historia.
Resumiendo, Live Spaces promete, pero deja bastante que desear.
Puse un par de postes, pero más que nada para que apunten en ésta dirección. Live Spaces tiene comerciales por todas partes y de la clase que no se puede quedar quieta y al final molesta. Blogger solo tiene los espacios que yo he decidido ceder para publicidad y en contraste, son anuncios de texto; nada de animaciones ni cosas raras. Live Spaces trata de meter todo en la misma bolsa pero por partes se hace arduo navegar entre tanto menú y sub-menú.
A lo mejor soy yo, pero en ningún lugar encontré la opción para editar un poste que ya ha sido publicado, algo que en Blogger (yo, editor empedernido bordeando en lo compulsivo) hago todo el tiempo.
Gmail ordena email, documentos en red, fotos y blogs en un solo lugar.
Easy as pie.
Live Spaces es un lugar más que nada social… al estilo de My Space. Tiene muchas más opciones en lo que se refiere a acomodar el aspecto de la página, pero también puede dar lugar a que los usuarios abusen y pintarrajeen.
Un punto interesante de Live Spaces es Sky Drive, un espacio virtual de 1 GB para colgar archivos que pueden ser públicos, privados o solo compartido con amigos. Por el momento no pienso poner información crítica ahí, pero tal vez sea un buen lugar para ir dejando los archivos en PDF de Tiempo Acrílico.
¿El veredicto? Live Spaces fue una sorpresa grata. A lo mejor porque por fin tuve la oportunidad de conocer a los chicos de Stella. Hay un poste de una de sus niñas que casi me ha hecho llorar de la risa.
Será porque una vez, a mi también se me cayó el pan en la sopa.

martes, febrero 20, 2007

Sorpresas de Internet

El domingo recibí un correo electrónico un tanto extraño.
El mensaje era ceñido pero lleno de significado:
Hola Guillermo, somos Cholula 1* y Cholula 2* desde Mendoza, Argentina. Queremos saber si sos vos, el "mismísimo." Si sos, vas a entender el mensaje... en ese caso, que bueno haberte encontrado.
De no ser así, saludos.

Fue como encontrar un mensaje en una playa desierta.
En seguida improvisé una respuesta. Como quien lanza una botella al mar.
Sin muchas vueltas relaté un par de episodios que recordaba de las dos Cholulas, temeroso de que mi carta fuera demasiado larga comparada a la que la había incitado.
A la mañana siguiente encontré la contestación de Cholula Número Uno.
Siete páginas y media tenía la contestación.
Fue la sorpresa del milenio. La leí como diez veces y aún así no podía creerlo.
Cholula es... ¿cómo explicar a Cholula?
Cholula es una mujer muy bella con la que tuve un engayolamiento feroz hace algunos años. Luego perdimos contacto... yo me vine a Nueva York. Ella se quedó en Mendoza. El mundo siguió con su manía de solsticios y equinoccios... disculparán la frase melodramática, es que la historia se parece al melodrama y no hay otra forma de contarla.
Durante mucho tiempo nos olvidamos. O nos recordamos cada tanto, de una forma póstuma... pero esa no es la palabra.
Leer la carta de Cholula fue como entrar en una máquina del tiempo y retroceder veinte años. El recuerdo es una materia viscosa, hay cosas que hemos olvidado por años pero basta que alguien las mencione para que afloren con una intensidad nueva.
La carta de Cholula, y la mía sin darme cuenta, estaban llenas de éstos momentos que rebotaban entre sí y generaban nuevos recuerdos.
Una cosa que yo había olvidado por completo, es que en algún momento le presté a Cholula un libro de Cortázar, "Las armas secretas." En la carta me decía que todavía tenía mi libro... y un tiralíneas que no me imagino para qué puedo habérselo prestado. Parece que para mí, en aquella época era perfectamente normal tener o prestar un tiralíneas.

Cuando yo era niño, veía una serie de televisión que se llamaba "Cosmos 1999." Una explosión nuclear había desviado la órbita de la luna y los habitantes de la base lunar trataban de sobrevivir. En aquel entonces, 1999 parecía un futuro inalcanzable. Pero como todas las fechas de ciencia ficción, cuando llegan no se parecen en nada a los originales.
Ahora, 1999 parece un pasado sumamente remoto.
Yo recuerdo el año porque fue cuando me conecté a Internet. Escuchar el chisporroteo electrónico del módem por primera vez es una experiencia extraña. Es como que por un segundo el computador ha adquirido voluntad propia y busca conectarse con sus pares. Y en cierto sentido es así.
Una de mis primeras sorpresas fue que cinco minutos luego de haberme conectado ya estaba leyendo la edición digital del Diario Los Andes, de Mendoza.
Desde aquél primer encuentro me di cuenta de que ese invento
del Internet tenía futuro.
Ocho años más tarde descubro que tanta tecnología nunca me había parecido tan mágica, hasta que recibí el correo de Cholula.

* He cambiado los nombres para proteger a los inocentes, pero a lo mejor más tarde y con la debida autorización de las mencionadas Cholulas, incluyo sus fotografías, sus números de cédula y lo que es más importante, los números de teléfono.

sábado, diciembre 09, 2006

Se acerca la Navidad

Como siempre las fiestas me deprimen un poco bastante, pero éstas últimas semanas han sido particularmente difíciles.
Tanto que hace poco empecé a llorar sin razón aparente en los momentos menos pensado. De pronto se me corrían las lágrimas y no había forma de parar.
En la casa podía llorar tranquilo. Si alguien me sorprendía simplemente decía que algo en la televisión me había emocionado. Lo que es cierto, últimamente estoy viendo "
Seis pies bajo tierra," (la serie de HBO) y casi no hay capítulo que no me haga llorar. Lo que es lógico porque la serie es dramática y trata de la muerte y la forma como tratamos con la pérdida de un ser querido.
El problema venía cuando mi mujer me encontraba llorando y en la televisión estaban dando
"La Esponja Bob."
Para quién no lo sabe, Sponge Bob es un dibujo animado que mi hijo ve religiosamente cuyo estilo es más bien la comedia. Bastante gracioso si uno no está deprimido.
Mi hijo me consolaba, convencido de que me afligían las maldades de Plancton: "Ya, no llore papa. Mister Krabs seguro va a recuperar la fórmula de las hamburguesas."
En el trabajo el problema del
"llanto súbito" fue más difícil de controlar, porque ahí no podía ocultarme en el baño a cada rato. Opté por comprar un frasco de gotas para los ojos y cada vez que me atacaba el llanto simplemente fingía que me estaba poniendo gotas.
La cosa funcionó bien hasta que ayer mi jefe me dijo que ya no me pusiera gotas porque parecía que todo el tiempo estaba llorando.
Para mí (me imagino que
como para tantos inmigrantes) la Navidad y el fin de año son especiales para la depresión. A uno le da por recordar tantas cosas que no son como aquí...
Obviamente, todo es distinto.
Empezando por el invierno y la comida y el Mall y el intercambio de regalos.
Pero sin embargo hay ciertas cosas que de alguna forma nos acercan.
Como por ejemplo el
llanto súbito y la depresión.
¡Feliz navidad y próspero año nuevo!

martes, octubre 24, 2006

De las palabras y el cementerio

El otro día pasaba frente al cementerio con mi hijo de cinco años.
El iba sentado detrás, en su silla. Desde que lo conozco él siempre viaja en la parte de atrás... en su silla.
Desde que lo conozco también le he temido a sus preguntas.
"¿Qué lo que hay ahí?" me preguntó, señalando la lápidas relucientes.
El esta convencido de que yo lo sé todo. Desde los nombres de los super héroes, hasta el color de las frutas del lado de adentro. Si le digo que no sé, se molesta.
"¡No me diga así!" me dice.
Cuando no sé el nombre de algún super héroe, le digo que se llama Pinchoman, defensor del bien y la justicia.
Con lo del cementerio me di cuenta de que no podría evadirme con vueltas, y que probablemente necesitaría ayuda del mismísimo Pinchoman.
"Ahí es donde ponen a la gente que se muere," dije, convencido de que me iba a lanzar un juguete por la cabeza o un grito descontento.
Pero no fue así. Se quedó silencioso por un rato.
Esto es sumamente extraño.
Finalmente, después de una eternidad y cuando yo creía que el tema ya se había agotado, apareció la
siguiente pregunta:
"¿Y les salió sangre?"
No es raro que para él la única posibilidad en ese sentido sea una muerte violenta.
Le explico que no, que hay gente que muere de muerte natural pero por las dudas no entro en detalles.
Se produce otro silencio que dura más que el anterior.
Kevin sigue sentado en su silla, mirando por la ventana a un mundo que asimila de a poco. Poniendo en palabras algo que cambia todo el tiempo. Ajustando los significados a martillazos porque no hay otra forma.
Hace tiempo que dejé de anotar las cosas que dice.
Una vez me dijo: el fuego ha quemado el agua.
En realidad el agua había apagado el fuego.
Otra vez me dijo: un planeta es un circulo muy grande de muchos colores. La parte azul es agua, la parte verde es grama.
Otra vez, en el estacionamiento de la playa vimos un cartel que decía: No Pets, Year Round. Bajo las letras estaba
dibujada la silueta de un perro tachado por una ralla roja.
Kevin me dijo que eso significaba que no se podían traer animales.
Encima del cartel estaba parada una gaviota que obviamente no sabía leer.
Cuando le pregunto por qué la gaviota está ahí parada, él me dice que esa gaviota si puede estar.
“Si la gaviota tuviera una señora, no podría estar. Lo animales que no tienen señoras pueden estar.”
Cosas así todos los días.

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